Todo es Energía
Los muebles de nuestro hogar, los edificios, nuestro coche, la ropa que llevamos y el manual que tienes en tus manos. El aire a nuestro alrededor está impregnado de energía, las plantas, los animales y nosotros mismos somos energía.
Lo que diferencia un objeto de otro es su nivel de vibración. Los átomos, las moléculas que componen cada elemento en nuestro entorno vibran a una determinada frecuencia y cuanto más rápido vibran, más sutil es su composición.
Pongamos un ejemplo. El agua está formada por moléculas, cuya composición química es H2O. El agua vibra en una determinada frecuencia en su estado líquido que podemos variar si la sometemos a diferentes pruebas.
Si metemos una botella de agua en el congelador, estamos reduciendo su vibración, ralentizando el movimiento de sus moléculas y su consistencia cambia. Se transforma en hielo.
Asimismo, si calentamos esa botella de agua, acelerando su nivel vibratorio, volvemos a modificar su estructura energética, convirtiéndolo en vapor de agua.
Pero en los 3 supuestos, su composición básica sigue siendo la misma. Moléculas de H2O. Sólo ha cambiado la vibración y por lo tanto, la consistencia del elemento. De estado líquido pasa a estado sólido (hielo) o sutil (vapor), pero en esencia sigue siendo agua.
Nuestra naturaleza, eminentemente física, está totalmente enfocada a planos de vibración sólidos. Aquello que podemos sentir y tocar es lo que consideramos "material" y nos cuesta mucho más ser conscientes de la energía vibrando a niveles más altos (como el vapor de agua), lo cual no significa que no exista o no sea real.
Así pues, la energía, en sus diferentes estados vibracionales está en todas partes, nosotros formamos parte de esa energía y a su vez, la energía forma parte de nosotros. Nos nutrimos de ella, nos reequilibramos cada día, sin darnos cuenta, de la energía de alta vibración que nos rodea.
Aún siendo seres totalmente "materiales", necesitamos de esa energía sutil en nuestro interior para cumplir con nuestras funciones vitales básicas, fisiológicas, mentales y emocionales. Nuestro cuerpo contiene esa energía vital en su interior y lo gestiona en función de las necesidades del momento.
Sandra Borioni.